domingo, 20 de noviembre de 2011

Y vivieron felices para siempre...




Entiendo que para mantener o sobrellevar la vida en pareja solo es cuestión de no acostumbrarnos a la rutina, de tener pequeñas sorpresas que nos llenen el pecho con un enorme suspiro, que te haga sentir en el estomago millones de mariposas de colores que logren que por tus venas fluya un arco iris que pinte el corazón de tonos alegres y logre que estalle de emoción, todo en un par de segundos, cuestión de tener la delicadeza de enviar un beso mágico y poderoso que cruce el cristal o la pared y viaje por el aire y se instale en tu mano para después tener la delicadeza de guardarlo en el bolsillo del corazón.

Sorprender con un desayuno, que quizás no es el mejor del mundo, pero tiene ese condimento llamado "lo hizo para mí". ¿Qué tal un recadito en la servilleta? o ¿un guiño perverso que te invite a pensar lo impensable? No hay nada como un beso en la frente seguido de un largo abrazo.

Hombro a hombro por el camino pedregoso, fangoso, difícil de seguir, pero que al estar juntos se pueden sobrellevar y disfrutar de pequeños detalles que tal vez son imperceptibles si se camina solo. Tomar la mano, sentir la delicada piel, el suave aroma inconfundible que logra engañar la mirada y convertirlo todo en un hermoso campo lleno de girasoles.

Obsequiar un "me hiciste falta", seguido de una bella satisfacción que se encargue de humedecer la mirada y se olviden esos malos momentos que también lograron llenar de lagrimas las ventanas...


... En la escuela nunca nos enseñaron como vivir en pareja, quizás así fuera todo más fácil, más sistematizado, más sin ... sabor.

MiAcRo